INTRODUCCIÓN (Continuación)
DEFINICIÓN DE LA ECONOMÍA POLÍTICA - ASCENSO Y PROGRESO DE LA SOCIEDAD - LA CONEXIÓN ENTRE LA ECONOMÍA POLÍTICA Y LA MORAL - DEFINICIÓN DE RIQUEZA
Carolina: — Desde ayer he estado pensando mucho sobre la economía política, mi querida señora B., pero me temo que no he conseguido mi propósito: no he podido avanzar mucho más allá de descubrir una gran confusión de ideas en mi mente sobre el tema. Esta ciencia parece abarcarlo todo y estoy perdida al tratar de aprender qué es. ¿No puedes darme una pequeña explicación, de forma que pueda tener unas ideas claras con las que empezar?
Señora B: — Una vez escuché a una señora preguntar a un filósofo para que le explicara en pocas palabras que se entiende por economía política. "Señora", le respondió él, "entiendes que significa la economías del hogar, de modo que solo necesitas extender tu idea de la economía familiar a la economía entera de un pueblo, o una nación, y tendrás una idea de la naturaleza de la economía política.
[Ésta es una falacia de la composición (ver wikipedia). En economía hay varias falacias de la composición, como por ejemplo, una familia no puede emitir dinero pero el estado sí, lo cual es una diferencia enorme; otra: si en una familia disminuyen los ingresos, debe disminuir el gasto, pero el estado, según la situación económica, puede devaluar la moneda nacional para conseguir mayor competitividad, aumentar las exportaciones y, por ende, los ingresos del país y los ingresos del estado vía impuestos (sin necesidad de reducir el gasto). El Estado también puede compensar la disminución del gasto privado aumentando el suyo. El Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, en su libro "Economía" lo denomina "El todo es mayor que la suma de sus partes"].
Carolina: — Considerando que él estaba limitado a unas pocas palabras, ¿piensas que salió del compromiso muy bien? Pero como yo tengo una poco más paciencia que esa señora, espero que me complazcas con una explicación más detallada de esta ciencia universal.
Señora B: — La economía política trata de la naturaleza, la producción y la distribución de la riqueza [*]; nos enseña las causas que estimulan o previene de su aumento, y su influencia en la felicidad o miseria de la sociedad.
[* Esta definición de la creación y distribución de las riquezas entre las clases sociales está muy vigente hoy en día. Véase el primer capítulo de cualquier manual de economía].
En un país de salvajes, encontrarás un pequeño número de habitantes diseminados en una extensión muy grande de tierra. Al depender su precaria subsistencia de la pesca y de la caza, esos pueblos están sujetos a frecuentes carestías y hambrunas, por lo que muchos de ellos perecen. Crian pocos hijos porque no tienen bastante para mantenerlos en los primeros años; los viejos y los débiles son expuestos a la muerte más bien por motivos de humanidad que por crueldad; para la vida de cazador se requiere una gran extensión de tierras, así como viajes largos y peligrosos en busca de comida, así que son incapaces de seguir a los jóvenes y robustos, y morirían de hambre o se convertirían en presas de las bestias salvajes.
Si estos salvajes se dedican sólo al pastoreo, sus medios de subsistencia son llevados a los límites más extremos, donde sólo es necesario proporcionarle comida fresca al ganado. Sus ganados les aseguran una subsistencia más fácil y sus familias empiezan a aumentar. Estos pueblos pierden gran parte de su ferocidad y su caracter mejora mucho.
Cuando el arte de la labranza fue descubierta, una pequeña porción de tierra es capaz de alimentar a un número mayor de personas; ya no había necesidad de ir vagando buscando comida; las familias comenzaron a establecerse en lugares fijos y las artes de la vida social son introducidas y cultivadas.
En el estado salvaje, apenas se establece ninguna forma de gobierno; la gente perece que no están bajo ningún control salvo por sus jefes militares en tiempos de guerra.
La posesión de ganados y rebaños en el estado pastoril introduce la propiedad; entonces las leyes se convierten en necesarias por su seguridad. Por ello los más viejos y los líderes de esas tribus errantes empiezan a establecer leyes, lo que significa que violar alguna de ellas se convierte en un crimen merecedor de castigo. Éste es el orígen del orden social. Y cuando en el orígen del tercer estado la gente se asentó en lugares fijos, las leyes tomaron la forma más regular de un gobierno monárquico o republicano. Todas las cosas toman ahora un nuevo aspecto: la industria florece, se inventan las artes, se descubre el uso de los metales. El trabajo es dividido, cada uno se aplica a un tipo de trabajo particular y distinto en él que cada uno destaca (*). Entonces, gradualmente, estos salvajes, cuyo orígen era tan rudo, se convirtieron en gente civilizada, que viven en un país muy civilizado con carreteras buenas, creando ciudades populosas y ricas, y llevando a buen término un comercio muy intenso, tanto interior como con otros países.
[(*) La división del trabajo es explicada muy bien en el primer capítulo de La riqueza de las Naciones, de Adam Smith. Por otra parte la autora justifica las leyes como método de protección de la propiedad privada].
Carolina: — Este ha sido un esquema muy bueno de la historia del crecimiento y progreso de la civilización, pero me gustaría saber mucho más sobre el tema.
Señora B: — El temario que encontrarás en lo sucesivo está bastante desarrollado. El objetivo de la economía política es estudiar las causas de la cooperación social que enriquecen y civilizan a una nación. Por lo tanto esta ciencia está fundamentalmente basada en la historia — no en la historia de los soberanos, las guerras y las intrigas, sino la historia de las artes, del comercio, de los descubrimientos y de la civilización (*). Vemos que algunos países como América aumentan rápidamente su riqueza y prosperidad, mientras otros, como Egipto y Siria, se está empobreciendo, despoblando y sumiéndose en el decaimiento. Cuando las causas que produce estos efectos tan distintos son bien entendidas, uno se puede formar alguna opinión sobre todas las medidas que los gobiernos han adoptado para contribuir a la riqueza de su pueblo, si tal o tal otra rama del comercio debería ser alentada en preferencia sobre otras, si debería ser apropiado prohibir tal o cual clase de mercadería, si se debe dar algún tipo especial de aliento a la agricultura, si sería correcto establecer por ley el precio de los alimentos o el precio del trabajo, o si estos deberían ser dejados a su aire sin control y así sucesivamente.
[(*) Adam Smith utilizó una mezcla de los métodos inductivo y deductivo, pero el principal economista británico clásico después de Adam Smith fue David Ricardo, que utilizó el método deductivo, pero medio siglo después nació en Alemania la Escuela Histórica Alemana, que utilizaba el método inductivo o histórico].
Por lo tanto, tal como puedes ver, dicha economía política consiste en dos partes. La ciencia comprende un conocimiento de los hechos que hemos enumerado: esta ciencia está relacionada muy particularmente con la legislación, y consiste en hacer lo que sea necesario para conseguir el aumento de la riqueza nacional y evitar todo lo que la perjudique. Los errores en la teoría conducen a errores en la práctica. Cuando entremos en detalles, tendremos la oportunidad de ver como los gobiernos, llevados por falsas ideas sobre la economía política, a menudo han detenido el progreso natural de la riqueza cuando estaba en su mano acelerarlo.
Carolina: — Pero desde que el mundo era originalmente rudo y salvaje, y ya que hemos llegado al estado de la civilización en él que nos encontramos ahora, los errores de los gobiernos no pueden haber sido muy perjudiciales.
Señora B: — Las causas naturales que tienden a desarrollar la riqueza y prosperidad de las naciones son más poderosas que los fallos de la administración cuando estos operan en la dirección contraria. Pero sin embargo, no es menos cierto que esos errores producen una gran cantidad de daños. Que ellos refrenan la industria y retardan el progreso de las mejoras. Bajo malos gobiernos, algunas clases de personas se ven favorecidas, y otras desanimadas y oprimidas; entonces la prosperidad es desigualmente compartida, y las riquezas distribuidas injustamente. Pareces muy seria, Carolina. ¿Estás empezando a cansarte de este tema?
Carolina: — No, creo que te he entendido, pero antes de continuar, debes permitirme mencionar una objeción que debo confesar, me aflige. Si bien está bien fundada, voy a estar en desacuerdo con las máximas de la economía política, y no va a tener ningún interés para mí. Descubro que estás constantemente hablando de la riqueza, de las causas de las que la producen, de los medios para aumentarla. Parece que el principal propósito de la economía política es ser rico, ser muy rico, más rico. La religión y la moralidad nos enseñan que debemos moderar la sed de ganancias y que el amor desmesurado a la riqueza es la fuente de todos los males. Más aún, es muy evidente que las personas más ricas no son siempre las más felices. Ahora bien, si la riqueza no conduce a la felicidad de los individuos, ¿cómo puede serlo para las naciones? La gente pobre pero virtuosa es seguramente más feliz que la más viciosa. ¿Acaso no vemos ejemplos muy claros de esto en la historia? Nos enseñaron a admirar a las repúblicas griegas que menospreciaron la pompa y el lujo de la riqueza. Y ahora vienen los romanos, que durante la primera parte de su historia eran pobres y virtuosos, pero con el aumento de su riqueza su caracter se depravó, y les hizo convertirse en esclavos. Ahora mismo, me parece que la economía política induce al amor a las riquezas y que es el único propósito a considerar por el gobierno.
[Todos el libro está lleno de tópicos de la época, y los dos últimos párrafos son un buen ejemplo de ello. Que los gobiernos no pueden perjudicar a las naciones que gobiernan es tan falso como una moneda de tres euros, pues civilizaciones enteras han caido y desaparecido sin que sus gobiernos pudieran impedirlo, o fueran la causa de ello. Por ejemplo, el oro y la plata que se trajeron del Nuevo Mundo a España se dilapidaron en la época de Felipe II en las guerras en Flandes y otros dispendios. Por otra parte, poco hay que comentar sobre el tópico que asocia la riqueza con la maldad, y la pobreza con la felicidad. Por último, señalar que los griegos de la época de Platón y Aristóteles quizás eran cultos, pero de ricos no tenían mucho. En aquella época, Egipto producía mucho más que las ciudades-estado griegas].
Señora B: — ¡Este es el ataque más alarmante sobre la política económica que he oido! Cuando lo entiendas mejor te darás cuenta de que tu opinión está infundada. Por el momento, debes confiar en mí, ya que no puedo mostrate los beneficios que conllevan los principios de la economía política sin enseñartelos primero. Pero te puedo asegurar que toda ella está encaminada hacia la felicidad de las naciones y la moralidad más pura. No pretendo negar que la riqueza, como casi todos los bienes producidos por el hombre, es propenso a ser objeto de abuso. Y quizá pueda ser que los griegos y los romanos deban su degradación al mal uso que hicieron de sus riquezas mal obtenidas. Por ello debe observarse que sus riquezas fueron obtenidas mediante la rapiña y el saqueo, y no provinieron del crecimiento natural y gradual de la industria, en cuyo caso ellos hubieran diseminado la felicidad a su alrededor, creando nuevos deseos al la vez que ofreciendo nuevas gratificaciones. Pero la historia nos familiariza más con los soberanos que con la gente. Para formarnos una idea exacta de la moral y las costumbres de un país, también debemos aprovechar la información que nos proporcionan los vajeros, y en sus relatos generalmente encontraremos que las sociedades más pobres de la humanidad son proporcionalmente miserables en su condición, feroces en sus costumbres y viciosos en su moral.
[Acusar a griegos y romanos de obtener sus riquezas de la rapiña y el saqueo es, como mínimo, muy cínico, pues a principios del siglo XIX, cuando la autora escribió el libro, Gran Bretaña estaba creando un imperio basado en saqueos y rapiñas].
Debo admitir que la riqueza no es suficiente para constituir la felicidad de un pueblo. Esto es cierto, pero es una de las causas que conduce a ella. La felicidad social es el resultado de una religión pura, buena moral, un gobierno sabio y una difusión general del conocimiento. Sin estas ventajas no se puede disfrutar de la riqueza. Pero sobre estos motivos apenas podemos tomar acciones accidentalmente. Forman parte de la ciencia de la política en general, y nuestra acción está particularmente dirigida hacia la economía política, que es una rama de la primera, que trata especialmente de los medios de promover la felicidad social en cuanto está relacionada con la adquisición, posesión y uso de los objetos que constituyen la riqueza. ¿Piensas que las clases trabajadoras poseen lo suficiente de estos objetos, y si es que no, no es nuestro deber estudiar como ellos pueden obtener más? Sin aumentar la riqueza general de la comunidad no se puede mejorar el estado de las clases más bajas. Más aún, la riqueza conduce demasiado frecuentemente al crimen. El robo nunca es tan frecuente como en las etapas de pobreza y aflicción. Por lo tanto, un aumento de la riqueza entre las clases más pobres debe ser considerada como tendente a mejorar su moralidad, así como su confort físico. De este modo, en vez de excitar los malos sentimientos, la economía política tiende a moderar todas las ambiciones injustificables, mostrando que es la manera más segura de aumentar la prosperidad nacional es la paz, la seguridad y la justicia. Este celo entre las naciones es tan perjudicial como entre los individuos, que cada uno encuentra sus ventajas en los beneficios recíprocos, y que no es cierto que el crecimiento de la riqueza sea a expensas de los otros y que un sistema liberal de comercio todos se asisten los unos a los otros. La economía política es particularmente perjudicial para los envidiosos, celosos y dañinos para las pasiones malignas. Y si la paz y la moderación alguna vez deberían florecer en el mundo, este milagro debería ser apuntado en el haber de esta ciencia.
Pero mi querida Carolina, sospecho que debe haber un error en tu idea de la riqueza. ¿A qué llamas riquezas?
Carolina: —Ser rico es tener un gran ingreso, gastar mucho más que cualquier otra persona.
Señora B: —Tú hablas de la riqueza de los individuos, de la riqueza comparativa. Un hombre rico pertenece a una clase de la sociedad que puede ser pobre en otros aspectos. Pero esa no es la definición que te he preguntado. ¿Qué entiendes por riquezas en general - en qué cosas consiste la riqueza?
Carolina: — Oh, supongo que te refieres al dinero. Debería decir que la riqueza consiste en oro y plata.
Señora B: — Considera como sería la situación de un país que no posetera otra riqueza más que el dinero. ¿Recuerdas en qué valoración tenía Robinson Crusoe su bolsa de oro cuando naufragó en una sla desierta?
Carolina: — Cierto, pero en un isla que no esté desierta el dinero puede servir para comprar lo que desees.
Señora B: — Entonces debería decir que las cosas que estamos deseando procurarnos con dinero, como la tierra, casas, muebles, ropas, comida, etc., constituyen riqpezas, como también el dinero mediante el cual las obrenemos.
Carolina: — Ciertamente: estos son con claridad las cosas que constituyen la riqueza real, pero a menos que podamos procurarnos las cosas necesarias de la vida con oro y plata, ellas no tendrían más uso que el plomo y el hierro.
Señora B: — Por lo tanto podríamos decir que la riqueza comprende cada artículo de utilidad, conveniencia o lujo. Esto incluye cada objeto de nuestro deseo que puede convertirse en un artículo de comercio, como las propiedades agropecuarias, casas, los productos agrícolas, aquellos que son manufacturados, provisiones, animales domésticos, en una palabra, cualquier cosa que tenga valor y pueda contribuir a la riqueza y al disfrute del hombre.
Carolina: — ¿Por qué deberías confinar tu definición de la riqueza a cosas que pueden convertirse en artículos de comercio?
Señora B: — Porque hay muchos países donde la tierra espontáneamente produce cosas que ni pueden ser consumidas ni vendidas. Y sin embargo, esas cosas valiosas están con nosotros, podemos obtenerlas y no pueden ser, en determinadas circunstancias, consideradas como riqueza. Por ejemplo, los rebaños de animales salvajes que pastan en las ricas llanuras llamadas Pampas, en Sudamérica, están incluidas en esta clase. Muchos de estos territorios extensos están sin habitar y los animales que pastan allí no tienen valor alguno. Partidas de cazadores realizan ocasionalmente incursiones solo por su cuero y grasa, mientras que la carne es, o bien abandonada en el suelo para que se pudra, o es usada como combustible para fundir la grasa y hacer sebo, donde es transportado a lugares donde puede ser vendido y consumido, donde adquiere valor y se convierte en riqueza.
Carolina: — Este puede ser el caso de los países salvajes y sin cultivar, pero en los países civilizados, cualquier terreno sin cultivar el propietario puede convertirla en tierra valiosa.
Señora B: — He oido que hace algunos años el fruto de muchos viñedos franceses no fue cosechado, que el valor de las uvas fue reducido en valor como consecuencia de un decreto prohibiendo la exportación de los vinos franceses, y que el precio de las uvas no compensaba los gastos de la recogida. En Inglaterra, cuando todos los productos coloniales fueron excluidos del continente europeo, se dice que el café fue arrojado al mar, porque no pagaría los costes de ser desembarcado. Por lo tanto, como ves, los efectos de la guerra o de otras circunstancias, quizá durante un tiempo, puede destrozar el valor de las mercancías.
Carolina: —¡Cuanto has extendido ya mi concepción de la riqueza! Y ya puedo darme cuenta de que todas esas ideas estaban flotando confusamente antes en mi mente. Al hablar de la riqueza, no debemos confinar nosotros mismos a la consideración de la riqueza relativa de los individuos, pero extendiendo nuestra visión de lo que constituye la riqueza en general, sin ninguna referencia a la desigualdad de la división.
Señora B: —La confusión crece de la práctica común de considerar las riquezas según la cantidad de dinero, en vez de observar que la riqueza consiste en los bienes que son útiles y agradables a la humanidad, de la cual el oro y la plata son una pporción muy pequeña.
FIN